sábado, 23 de junio de 2012

ALGO ES ALGO (el vídeo de la foto de McDonald's).



by SantiPina

Imaginemos que una empresa de comida rápida ve bueno para su comunicación y su imagen abrir un canal de diálogo en el que cualquier persona puede preguntar lo que quiera acerca de esa empresa y, lo más importante, es convenientemente contestada. Podemos imaginar incluso que, más allá del rendimiento en comunicación e imagen, la razón de hacer esto es tan simple como "no podemos no hacerlo" o "de qué idiota dependía que no estuviéramos haciéndolo ya".

La naturalidad con que la directora de marketing de McDonald's en Canadá pasa una mañana explicando -no intentando explicar, sino explicando- por qué el aspecto de una hamburguesa recién salida de la cocina no es tan guay como la recién salida de la imprenta hace pensar que allí la razón es la segunda.

Da la impresión. En realidad todo está bastante más preparadito de lo que parece. Mover un poco la cámara puede ser suficiente para aparentar un rodaje de "aquí te pillo aquí te mato", pero seamos francos: es materialmente imposible iluminar tan bien a una mujer durante tanto tiempo en tantos sitios, por muy rubia que sea. Y es materialmente imposible que tanta gente diga las cosas correctas en los momentos adecuados, aunque sean canadienses (la empleada de la tienda un poco menos, como era de esperar).

Y dicho esto, ¿qué coño importa?

- ¡No, no lo hagamos! -dijo el idiota-. Podrían pensar que solo es un spot gratuito para  promocionar el canal ese de "envíennos sus preguntas"... E insisto en lo que os advertí en las anteriores reuniones: ese canal nos puede traer más de un quebradero de cabeza. ¿Qué pasará cuando alguien pregunte sobre los tomates transgénicos, o nuestra política de sueldos, o de qué país importamos las vacas o de qué espantosa  manera han sido sacrificadas? ¿Qué pasará si alguien pregunta sobre la retribución de nuestros directivos? ¿Qué pensarán ellos?

- ¿Todavía estás aquí, Lenny?

De verdad que no sé si esa conversación podría haberse dado en McDonald's. No es una multinacional que haya ejemplificado nada especialmente positivo a lo largo de su historia, y hacer una búsqueda en Google Images con el nombre de la empresa devuelve más ideas de activismo “anti...prácticamente todo” que hacerlo con George W. Bush. Pero en relación a este vídeo y otros más, y al margen de las dudas, pienso que muchas marcas nuestras con la conciencia probablemente más tranquila tienen mucho que aprender.

Aprender que hay gestos que la gente agradece, como que les inviten a hacer preguntas incómodas. La gente se siente mejor cuando tiene la sensación de que existe. Y aún más si la tiene de que puede participar e influir de alguna forma.

También podemos aprender que la mayoría de los temores se refieren, en realidad, a posibilidades que jamás llegarían a empañar las ventajas. Creo que hay ya algún que otro "contravídeo" en respuesta al de McDonald's. Y creo que es lo mejor que podría pasar, porque sin voces en contra no es posible comparar la avalancha de buenas críticas que recorren estos días Internet.

Esa es otra de las cosas que evidencia este vídeo: el poder de la red para dejar que las buenas ideas ganen notoriedad por sus propios méritos. En facts:brands nos gusta una frase que define muy bien esto: "la publicidad es el precio que tienes que pagar por ser poco creativo".

Y por supuesto, podemos aprender que, bueno, las directoras de marketing pueden tener un aspecto saludable... O dicho de otra forma, que la producción importa. Que para grabar la realidad de una empresa   hay que ser honesto, pero no está de más llevar un poco de luz y un par de ideas de realización (y al realizador, claro; y un guionista ayuda mucho...), y tratar esta comunicación con calidad. Como si la empresa se sintiera orgullosa de lo que está mostrado, en definitiva.

Ojalá fuera de otra forma, pero las grandes empresas siempre despiertan grandes dudas. Nos alegra comprobar que las pequeñas ideas, los pequeños gestos, dejan entrever que hay un gran interés en que eso cambie.

domingo, 18 de marzo de 2012

1. EL PRIMER VÍDEO CORPORATIVO DE LA HISTORIA.







        La primera vez que alguien pudo ver una película de cine fue en 1895.

        El 28 de diciembre, los hermanos Lumière proyectaron en el Grand Café de París una pieza titulada “La salida de los obreros de la fábrica Lumière” seguida de otras nueve más. No había más de 35 espectadores en la sala, pero su impresión fue tan grande que en pocos días miles de personas competían por ver a ese puñado de mujeres y hombres saliendo por la puerta de la fábrica Lumière, y a un perro asustado.

       Auguste y Louis eran empresarios. De hecho, Lumière era líder europeo en fabricación de placas y años después desarrollaría uno de los primeros sistemas  de fotografía en color. Realmente el invento del cinematógrafo había sido un reto más de I+D  dentro de la compañía, incitados por su padre al conocer el poco comercializable kinetoscopio que acababa de presentar Edison tan solo un año antes. Y también fue una línea de negocio abandonada cuando, pasado un tiempo, no parecía que fuera a seguir animando la cuenta de resultados de la empresa.

       Eran empresarios, innovadores y rápidos. Por eso es razonable que la primera película de cine fuera también el primer video corporativo de la historia. No solo porque lo que se veía en ella era su fábrica, a la que por cierto no vieron necesario añadir un gigantesco letrero que la identificara, sino además porque la proyección en sí era un acto de comunicación de la capacidad innovadora que albergaba la firma.

      Ese mismo año se había celebrado el primer rally Paris-Bordeaux-Paris, evento que se aprovechó para anunciar el primer neumático Michelin; Francia conquistó Madagascar y salió publicado el libro “La máquina del tiempo” de H. G. Wells. En fin, había unos cuantos asuntos populares que grabar incluyendo el argumento de una buena peli de ficción. Pero los Lumière decidieron inaugurar el cine mostrando al mundo sus propios trabajadores.

      Tal vez no sabían que iban a hacer historia. Y por supuesto ni se imaginaban que pasado más de un siglo habría quien creyera que hacer hueco a los propios trabajadores en la comunicación es mucho mejor para una empresa que hacérselo a un cartel gigantesco en la puerta de la fábrica.

      En facts:brands creemos que es así. Creemos que todo lo que ha ocurrido desde que nació el cine puede ayudar a que las marcas de hoy comuniquen de un modo más acorde a lo que exigen nuestros tiempos: con transparencia, abriendo las puertas de las fábricas, contando ideas que hacen historia o que al menos hacen algo por mejorar la vida de los demás, y dando a las personas que mueven la máquina el protagonismo que merecen.

       Lo llamamos comunicación corporativa de hechos. Consiste en convertir la realidad de una empresa en comunicación, y en comunicar precisamente eso: la realidad que merece ser contada. Sin miedo a no tener modelos, grandes localizaciones o, en definitiva, nada que no pueda conseguir un perro asustado.